domingo, 9 de mayo de 2010

Sara y Jerry: Ferrater Mora


Aquí está la información del examen,
(no es el trabajo escrito, ese se lo entregamos el martes a la profesora!)


Nació el 30 de octubre de 1912 en Barcelona,
Licenciado en Filosofía de Universidad de Barcelona
1939 docencia en universidades de Francia, Cuba, Chile
En el exilio publicó obras de influencia latinoamericana como: Unamuno: bosquejo de una filosofía (1944) y Ortega y Gasset: etapas de una filosofía (1946).
y Estados Unidos de América (1947 donde se estableció huyendo del régimen franquista)
30 de enero de 1991 en Barcelona


Los trasterrados: el aporte de los filósofos españoles:

Significado de trasterrados
Los exiliados de la guerra civil española
Ortega y Gasset, influencias a los trasterrados

Objetivo de su filosofía: conocer y penetrar la razón de la integridad, de lo que existe.
Sistema: “integracionismo”.
La consideración de la vida y la muerte.
Logro máximo: Diccionario de filosofía.


Integracionismo: integrar los sistemas opuestos del pensamiento. En este intento filosófico quiso hacer uso de categorías filosóficas de otras escuelas y sistemas, sin comprometerse a fondo con sus usos, y en búsqueda constante de un diálogo que incrementara los resultados. Su trabajo se centró en cuestiones de carácter ontológico. En ética, cuestionó el realismo moral, y buscó trazar puentes entra las posiciones rawlsianas y las contractualistas. Fue asimismo uno de los introductores de la ética aplicada en el mundo de habla hispana, destacando como defensor de los derechos de los animales.

Influencias: Jean-Paul Sartre, Henri Bergson, Max Scheler, José Ortega y Gasset, Bertrand Russell, Alfred North Whitehead, Ludwig Wittgenstein, Xavier Zubiri, Edmund Husserl, etc. A todos los citaba y rescataba algo de su pensamiento.


INTEGRACIONISMO

“El autor de la presente obra ha propuesto el término 'integracionismo' para expresar a la vez su método y su punto de vista filosóficos. Éstos se han desenvuelto en tres distintas etapas.
En la primera se trataba de evitar los escollos y las insuficiencias en que caen normalmente dos tipos de pensamiento: el que presta particular, si no exclusiva, atención al sujeto humano, a la existencia humana, a la historia humana etc., y el que presta particular, si no exclusiva atención a las realidades naturales dentro de las cuales se encuentran los sujetos humanos. Estos dos tipos de pensamiento se han manifestado en varias contraposiciones: conciencia-realidad; pensamiento de la realidad-realidad pensada o investigada, y de un modo general (aunque vago), sujeto-objeto. Los contrapuestos movimientos filosóficos pertinentes han recibido varios nombres, más o menos adecuados: personalismo-naturalismo, antropologismo-fisicalismo, existencialismo-cientificismo, y de un modo también general (y no menos vago), idealismo-realismo. Es común a estos tipos de pensamiento y a estos movimientos partir de realidades que estiman absolutas, y es muy frecuente en ellos juzgar que las realidades que las concepciones opuestas colocan en primer plano son derivables de las primeras, explicables por las primeras o simplemente son pseudo-realidades.
En una etapa ulterior, el integracionismo ha operado no con doctrinas filosóficas, sino con conceptos o grupos de conceptos. Las realidades que aparecen, o que se presentan, como primeras, o primarias —conciencia, objeto; realidad humana, realidad natural, etc.-, son expresables mediante conceptos que funcionan a modo de conceptos-límites y que, por tanto, no aspiran a tener denotata.
Consideremos, como ejemplo, los conceptos expresados en los predicados (o pseudopredicados) 'es real' y 'es ideal', donde 'es real' se dice de un objeto físico y 'es ideal' se dice de un significado de una proposición. Lo que el integracionismo aspira a hacer en este caso no es definir absolutamente la «entidad» —o mejor, el predicado (o pseudopredicado)— en cuestión mediante una serie de predicados «unilaterales», sino situarla (véase SITUAR) dentro de una cierta «línea» o dentro de un cierto «continuo», de modo que se describe como «oscilando» entre los dos polos de la idealidad y de la realidad. En general, podemos decir que todo lo que es, es en tanto que oscila entre polos opuestos, los cuales designan sus límites, pero en modo alguno paradigmas de dos distintas formas de existencia. Ello supone que toda sucesión de formas de ser no constituye una serie de etapas determinadas o por un momento inicial absoluto que sería su base (ontológica o cronológica o ambas a un tiempo) o por un momento final absoluto (que sería su causa última o su paradigma metafísico), sino que constituye una línea ininterrumpida. Cada punto de esta línea está cruzado por dos direcciones opuestas; el olvido de una de ellas conduce a cualquiera de las concepciones filosóficas extremas antes mencionadas.
El tipo de filosofía propuesto no consiste simplemente en negar las oposiciones para buscar un tercer término que las supere, o en eludirlas para buscar una posición intermedia equidistante. Rasgo característico del integracionismo es tratar de aunar los polos antedichos —y las concepciones correspondientes a ellos— mediante el paso constante del uno al otro. El integracionismo considera, en efecto, que ésta es la única posibilidad ofrecida a un pensamiento que pretenda efectivamente morder sobre lo real en vez de evitarlo o de inventar realidades supuestamente trascendentes sólo expresables por medio de otros tantos conceptos-límites.
De las esferas a las cuales puede aplicarse el tipo de filosofía propuesto, elegimos cinco.
La primera pertenece a la teoría de los universales. Algunos autores se manifiestan partidarios del nominalismo; otros, del realismo. A causa de los inconvenientes con que choca cada una de estas posiciones, muchos prefieren adoptar posiciones intermedias, tales el conceptualismo o el realismo moderado. Ahora bien, desde el punto de vista integracionista, nominalismo y realismo designan concepciones extremas, a la vez falsas e inevitables. En efecto, el nominalismo, llevado a un extremo, choca con la dificultad de que no puede propiamente decir nada acerca de la realidad, pues sus supuestos conceptos son sólo términos y los términos son sólo inscripciones físicas (y, por lo tanto, objetos reales sobre los cuales habría que enunciar algo). A su vez, el realismo, llevado a un extremo, choca con la dificultad de que dice ciertamente algo sobre el ser que es, pero nada más: su decir es, en el fondo, un callar. Una concepción aparentemente intermedia (como, por ejemplo, la del conceptualismo) se impone. Pero debe tenerse presente que esta concepción no es el resultado de eludir nominalismo y realismo: es simplemente el punto -siempre transitorio— de detención en el paso incesante que la mente se ve obligada a dar entre las concepciones extremas. En vista de que el nominalismo se anula a sí mismo, hay que retroceder a una posición realista; en vista de que el realismo se anula a sí mismo, hay que retroceder a una posición nominalista. Nominalismo y realismo quedan de este modo integrados, no eliminados o eludidos.
La segunda pertenece a la metafísica. El concepto de ser parece ineludible si quiere designarse cualquier realidad, pues lo que por lo pronto puede decirse de ella es que es. Sin embargo, algunos autores prefieren definir la realidad por medio de otro concepto opuesto: el de devenir. En el primer caso, el devenir es concebido como una manifestación del ser; en el segundo, el ser es estimado como una detención del devenir. Ahora bien, dadas las dificultades con que choca en ambos casos la derivación de una instancia a partir de la otra (si el ser es, ¿cómo puede decirse que deviene sin ponerle cuando menos entre paréntesis el ser?; si la realidad consiste en devenir ¿cómo puede decirse que es si jamás es algo determinado, salvo el pasar continuamente de un estado al otro?, etc.), puede buscarse un supuesto principio que constituya el fundamento común del ser y del devenir o colocarse en una posición intermedia. Lo primero exige un incomprobable postulado metafísico. Lo segundo parece plausible, pero siempre que se obtenga por medio de la afirmación sucesiva y ulterior integración de los dos supuestos. Así, se declara que cualquier entidad dada pertenece al polo del ser o del devenir según su mayor o menor cercanía a uno o a otro. Pero, en rigor, pertenece a ambos —o, si se quiere, es integrada, aunque en diferente grado, por ambos.
La tercera pertenece a la teoría del conocimiento. Según algunos, la realidad es sólo fenoménica. Según otros, es exclusivamente nouménica. Los primeros reducen el mundo a un haz de cualidades; con el fin de predicar algo de ellas hay que decir de ellas algo universal —o conformarse con una infinita predicación-; por lo tanto, hay que suponer algo que no es meramente fenoménico. Los segundos reducen el mundo a un «en sí», de él no puede decirse sino que es en sí; con el fin de predicar algo más hay que suponer que posee algunas propiedades; por lo tanto, admitir que hay en él algo que no es meramente nouménico. El conocer efectivo sigue esta doble y contrapuesta vía: pasa de uno a otro extremo y en el curso de este pasar los integra, sin por ello tener que declarar que uno u otro son absolutamente verdaderos.
La cuarta pertenece a la filosofía de la naturaleza orgánica. Hay en ella, entre otras, dos concepciones opuestas: el mecanicismo y el vitalismo. La disputa entre ambas concepciones parece interminable. Pero es que cada una de ellas olvida que su validez depende de la dirección que se subraye (hacia lo mecánico; hacia lo vital) al examinar la realidad correspondiente. Pues, de hecho, no hay realidad puramente mecánica ni realidad puramente orgánica: cada realidad es definible por integración de ambos polos, y cada uno de estos polos se hace más o menos presente en tanto que dirección según la «situación» de la realidad o del conjunto de fenómenos de que se trate dentro de la «escala ontológica».
La quinta pertenece a la filosofía del lenguaje. Se puede estudiar éste desde el punto de vista de la ejecución de actos lingüísticos, cuya codificación muestra la estructura del lenguaje. Se puede estudiar el lenguaje asimismo como una estructura en virtud de cuyas reglas un determinado acto cuenta como acto lingüístico. La adopción del primer punto de vista hace hincapié en la dimensión pragmática del lenguaje, pero es deficiente en la dimensión sintáctica y en porciones importantes de la dimensión semántica. La adopción del segundo punto de vista puede proporcionar sólidos fundamentos sintácticos y, con todas las modificaciones pertinentes, bases semánticas, pero corre el peligro de dejar sin explicar muchos fenómenos que tienen lugar en la dimensión pragmática. El lenguaje como ejecución —o como función— y como estructura son dos modelos que operan como ideas-límites, cada una de las cuales puede entrecruzarse e integrarse, o complementarse, con la opuesta.
Una objeción obvia a la concepción integracionista bosquejada es la de que la teoría que se adopte en cada caso, o el concepto que en cada caso se subraye, con el fin de ligar mediante una especie de incesante dialéctica los «límites», puede llegar a ser una teoría vacía a menos de adoptar la arriesgada hipótesis de una síntesis de contrarios. Además de poder terminar en un eclecticismo, el integracionismo puede convertirse en una concepción muy general que no logre engranar con ninguna realidad.”
http://www.ferratermora.org/ency_concepto_ej_integracionismo.html

Ferrater Mora escribió numerosos ensayos sobre problemas del lenguaje y la lingüística en filosofía. Entre ellos:

Indagaciones sobre el lenguaje: Discute las reglas de la lingüística. La diferencia entre lenguaje verbal y no verbal.
Cambio de marcha en filosofía: Investiga el análisis, la naturaleza de la razón, y la relación lenguaje-filosofía.
Las palabras y los hombres: Lenguaje religioso, de historia, y la noción de significado y referencia.

Diccionario de filosofía que durante cuarenta años fue construyendo y reelaborando (1912-1991) el que más se ha difundido durante la segunda mitad del siglo XX en todos los países que piensan y hablan en español.

Introducción de la Lógica en Chile: años 40
En 1955 Ferrater Mora y Hugues Leblancco: Lógica matemática: Claridad, lógica moderna, sin dirección filosófica. Para lectores de español.

Cantidad/ Variedad de temas/ Lenguajes

1982 primera novela: Claudia, mi Claudia
Nueve años después, publicó 4 obras más; Camino a España, a publicar su última novela, sufrió ataque del corazón, teniendo su última novela en sus manos…

Pocos de sus poemas sobreviven… La mayoría hechos como entretenimiento para estudiantes en su tradicional cena de navidad…

1967, empieza a hacer películas, en todo sentido: tomas, operación de cámaras, cortes, sonido, etc., hasta aprendió a editar electrónicamente.

1979: doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de Barcelona
doctor honoris causa por otras Universidades: la Universidad de la República (Uruguay, 1983), la Universidad Nacional de Tucumán (Argentina, 1983), Universidad Nacional de Colombia (1983), Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED, España, 1986), Universidad Nacional de Salta (Argentina, 1986) Universidad Nacional de Cuyo (Argentina, 1988), Universidad de Barcelona (1988) y Universidad de Santiago de Compostela (España, 1991 -póstumo-).
1984: la Creu de Sant Jordi de la Generalidad de Cataluña.
1985: Premio Príncipe de Asturias de Comunicacón y Humanidades.
La Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, la condecoración de Isabel la Católica y la de la de Universidad Internacional de Santander.

www.ferratermora.org

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